Las segundas oportunidades son las mejores oportunidades.

Recientemente habéis conocido la historia de Oliver. Hace unas semanas fue operado de emergencia ya que se había quedado tetrapléjico. Ahora está mejor, está siendo rehabilitado y poco a poco vuelve a tener movilidad. Pero Oliver no ha sido el único que ha pasado por esto, Popeye hace un año tuvo una historia similar y afortunadamente su historia tuvo un final feliz.

Popeye Sos Frenchie Adopciones

 

Y esta es su historia:

¡Buenas tardes! Os dejo aquí la historia de Popeye, el frenchito por el que la asociación apostó al igual que ha hecho con Oliver, y que todos os acordareis de él, para que veáis que ¡con amor, paciencia y ganas todo tiene un final feliz!

¡Ánimo Oliver que tendrás tu hogar definitivo no muy tarde!!!

Esta historia está contada por Lidia Rete, la mamá de Popeye.

La historia de Popeye es el cuento de nunca acabar… Todo empezó con la llamada de una amiga, seguidora de SOS Frenchie, comentándome que habían encontrado a un bulldog francés por Córdoba y que necesitaba casa de acogida, en ese momento pensé ¿Y por qué no quedármelo yo? Y así fue, lo comenté con mis compañeras de piso y en cuestión de dos días ya lo tenía conmigo.

Llegó a mi piso un 24 de febrero del 2014 con una herida en la cabeza que daba miedo verlo. Para mí fue una alegría su llegada, el ver su cara tan guapa y lo bien que se comportaba lo hacía adorable. Los primeros días se le notaba bastante aburrido pero pronto fue acostumbrándose a su temporal vida, digo temporal porque solo lo podía tener de acogida, vivía en un piso compartido y mis compañeras aceptaron tenerlo solo porque serían unas semanas.

Estuvimos juntos un mes y varios días maravillosos hasta que el 4 de abril del 2014 recibí una llamada de una de las chicas de SOS Frenchie diciéndome que habían encontrado una familia dispuesta a adoptar a Popeye. Para mí fue un duro golpe, pensaba que nunca llegaría este momento, ya le quería mucho y deseaba tenerlo conmigo, pero no era el momento.

Al día siguiente vino la familia a recogerlo, aparentemente se les veía entusiasmados con él y eso me tranquilizaba, era una sensación extraña sentía tristeza pero a la vez alegría porque sabía que él iba a estar bien en su nueva casa.

Pasaron casi cuatro semanas sin él, hasta que un buen día volví a recibir otra llamada de SOS Frenchie preguntándome si podía volver hacerme cargo de Popeye que su familia de adopción no podía tenerlo por cuestiones familiares, yo loca de alegría acepté sin pensármelo y en tres días ya lo tenía de nuevo conmigo, el reencuentro fue inolvidable recuerdo que no se separaba de mí, con su nariz chata pegada a mi pantalón.

Pasaron varias semanas, y una tarde de domingo sin esperarlo Popeye sufrió un ataque, lo llevamos de urgencia al veterinario y allí nos confirmaron que había sufrido un ataque de epilepsia, me recetaron medicamentos por si le volvía a pasar poder controlarle el ataque. Esto empezó a preocuparme, pero casi que no nos dió tiempo a llevarlo a una revisión cuando a la semana siguiente volvió a sufrir otro.

Una noche sentí como de repente empezó a moverse y achocarse con todos los muebles de la habitación, me desperté y le administré un enema con el fin de controlarle el fuerte ataque. Esto ocurrió a las 6:00 am, Popeye pasó el ataque pero no se levantaba, algo iba mal habían pasado casi cuatro horas y lo único que movía de su cuerpo era la cabeza. Desesperados, lo volvimos a llevar al veterinario en brazos y allí quedó ingresado en observación, al día siguiente nos comunicaron que durante el ataque su columna sufrió daños y que tendría que verlo un equipo más profesional para realizarle una resonancia.

Después de comunicárselo a SOS Frenchie lo trasladamos a una clínica veterinaria, donde allí después de las pruebas correspondientes, nos dijeron que el ataque le había producido una compresión medular quedando Popeye tetrapléjico, la única solución, una operación de dos mil euros con un 60% de probabilidad de que volviera a caminar.

Fueron días muy duros de incertidumbre ya que la vida de Popeye dependía de cada hora que pasaba. SOS Frenchie se puso en acción y gracias a las aportaciones de los seguidores a los que se les debe mucho a día de hoy, Popeye entró en quirófano. Vuelvo a nombrar a los seguidores ya que sin sus aportaciones, apoyos y ánimos a la asociación, todo habría tocado fondo.

Popeye salió bien de la operación, tocaba volver a casa y pude hacerlo gracias a una voluntaria que se ofreció a acompañarme con su coche. En la clínica nos recetaron un montón de medicamentos y nos advirtieron que ya había pasado lo peor pero que aún quedaba mucho camino por recorrer, y así fue día tras día 100% entregada a Popeye, con mucho esfuerzo, constancia y sesiones de rehabilitación, a las que podía ir gracias a la voluntaria que se ofreció a llevarnos, poco a poco volvió a caminar, cada postura nueva y cada pasito eran un milagro.

Llegó el día en ponerlo en adopción, Popeye ya estaba casi recuperado y tenían que buscarle otra familia de adopción, pero esta vez no podía dejarlo ir después de todo lo que habíamos pasado juntos, así que decidí adoptarlo por fin y tenerlo para siempre conmigo. A día de hoy seguimos juntos y cada día que pasa se hace más fuerte y yo estoy más orgullosa de haber dado ese paso de tenerlo conmigo.

Para terminar he de decir que todo esto se ha conseguido por la fuerza y energía que Popeye siempre ha tenido y ahora más que nunca tiene, y por su puesto como antes mencioné a todos los seguidores, a la voluntaria que hacía posible ir a rehabilitación y como no, a la asociación SOS Frenchie.

¿¿Alguien se anima a contarnos su historia??

Si quieres dar una segunda oportunidad a un gordito envía tu cuestionario de pre-adopción que puedes encontrar pinchando en este enlace >>cuestionario de pre-adopción<<. Y ponte en contacto con nosotras para hacérnoslo saber.

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