Fiona es una perrita muy especial, tiene un ojo de cada color. Y es un pedacito de paraíso, como dice ella, para sus papas. Su historia es muy dura, pero vale la pena conocerla para no dejar que vuelva a repertirse en otros gordis.
Dicen que tener un nombre dignifica a las personas, y por que no, también a los perros. Me presento, mi nombre es Blanca, me llamo así por que soy blanca, eso ya dice mucho, nadie se detuvo a pensar un buen nombre para mí.
Mi historia, empezó el día que nací hembra y Bulldog Francés, es decir “estoy de moda” y puedo «dar dinero». Si hubiera tenido suerte, podría haber ido a parar como otras a una casa que me quieran, con niños, dónde ser una amiga, una compañera.
Pero no, he tenido mala suerte, por lo tanto a pesar de mi poco peso me han hecho criar y me han hecho cesáreas. Por el mes de mayo, viendo que tenía problemas para entrar en celo, me llevaron al Vete y ahí me abandonaron, pues tenía una moneda oxidada en el estómago y curarme costaba mucho dinero.
Así hasta ahora he pasado por 3 familias y por la perrera, en este tiempo nadie tenía dinero para mis tratamientos, por lo tanto empecé a perder el pelo y a llagárseme la piel por una alergia, a perder peso, además dijeron que tenía una infección en intestinos y genitales, en fin, estoy hecha un cristo.
En la perrera, unos grandullones, me dieron una zurra que ni quiero recordar, que sumado los malos tratos recibidos para ser educada, me tienen acojonada, no distingo una caricia de un golpe por lo tanto yo por las dudas me transformo en felpudo.
Fue, ahí en la perrera dónde escuche la historia del ARCO IRIS y del PARAISO.
Los que sabían más, decían que en unos días yo partiría al arco iris, pues quien me iba a querer, en los huesos, sin pelo y bien mordida. No parecía mal plan, pues el sufrimiento se terminaba, pero había otra historia, la del PARAISO con una familia, donde uno puede comer, jugar, correr, dormir abrazada a ese nuestro mejor amigo el hombre, y sobretodo cuando estuviera malita, te curan y te cuidan, pero ese destino no era para mí.
Llegaba el momento de partir al ARCO IRIS, cuando unos chicos me llevaron, pensé por fin al PARAISO, pero no, no pudieron cuidarme como yo necesitaba. Pero sí hicieron algo bueno, buscaron ayuda.
Una tarde mientras dormíamos abrazada con mi nueva amiga pensé, este es el PARAISO, ese del que hablaban algunos en la perrera, hay comida y sobretodo hay mucho pero mucho amor.
Hoy sé que ese era un PARAISO pero no para mí, pues esta mañana llegaron otras personas y desde que los vi supe que eran buena gente. Traían un grandullón muy bueno y parecido a mí: Burny, todos me tocaban, me mimaban y hablaban no sé de que por que no escucho.
Ahora estoy en Barcelona con Mariona mi mamá, que me adora y comprende aunque yo no pueda oír, mi mamá para siempre y ahora ya sé que llegué a mi PARAISO y que me llamo Fiona!!!
Decir que su llegada a la familia nos ha colmado de felicidad, es un ángel que comparte junto con nuestro otro gordo nuestra vida que sin ellos no estaría completa!